Caminaba deprisa, luego despacio. Ahora me ha dado por correr. Correr tan rápido como pueda.
Pero tengo que detenerme porque mis zapatos se han desatado. Les hago un nudo fuerte para no tener que parar y poder seguir viendo el mundo deprisa, luego despacio, y luego, luego corriendo.
sábado, 27 de febrero de 2010
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