domingo, 21 de marzo de 2010

Adios

He cortado los hilos que me sustentaban.
He borrado las líneas que recorrían mi cara.
Me he quitado la camisa de cuadros y el peto azul marino.
He dejado de ser una marioneta.
Ya no me muevo impulsada por una mano dominante, he decidido
ponerme unos vaqueros de pitillo y pintarme los labios de rojo.
Soltarme el pelo y calzar unos tacones de vértigo.
Pasearme por delante de ti y muy dulcemente decirte:
"Adios, pequeño, adios".

Sueño de una tarde de verano

Y cuando todas las luces se apaguen, y todo esté oscuro y en silencio, me sentaré a los pies de un alga gigante, en el fondo de un océano seco, sacaré un libro debidamente escogido al azar, y lo leeré de atrás adelante.
Después, me montaré a lomos de una mariquita gigante y surcaremos volando los mares, para acabar aterrizando en una nube rosa, de un cielo verde, de una tarde fría y lluviosa de verano.
Te cogeré de la entrepierna y apretaré, tú llorarás y yo me reiré.

domingo, 14 de marzo de 2010

A veces

A veces, prefiero sentarme a tu lado; tomarnos un cola cao; reirnos sin parar, tanto
que el tembleque generado nos haga tirarlo todo por encima de la manta de rayas verdes y grises
que nos enfunda en algún sofá que se despieza al mínimo suspiro.
A veces, me gusta mirarte cuando te enfadas, y reirme porque tus labios hacen una mueca
extraña cuando me dices mil y una veces "idiota".
A veces, pero a veces sólo, odio tener que verte, porque sé que no durará más de una hora, y tendré que irme, y despedirme de ti hasta pasado un mes.
A veces, cuando necesito desahogarme, te insulto, y tú me dejas, y luego me abrazas. Eso me gusta.
A veces, a veces te odio tanto....y otras, no consigo vivir sin ti.

sábado, 13 de marzo de 2010

Cómo decirte que te odio

¿Sabes algo? No, claro, ¡cómo ibas a saberlo si nunca te paraste a dedicarme un minuto!
Pues, escucha:
Me encanta salir corriendo sin paraguas en un día de lluvia
Pararme de repente y empezar a gritar hasta dejar mis cuerdas vocales sin sentido,
y luego, luego reirme como una cosa tonta, reirme a carcajadas mientras las gotas
penetran en mi ropa y mi pelo se me pega a la cara. Acordarme de ti y, casi en un
susurro, muy bajito, y muy lento, decir que te odio.